El Rol del Corcho
Si hablamos de protocolo y altas etiquetas, es de antaño el ritual, en que un mozo (Garzón) debe entregar al conocedor de vinos de la mesa el corcho del vino recién destapado, este lo huele, mira sus características, y decide si está de acuerdo con la botella de vino que va a probar.
La función del corcho es conservar el vino en buen estado durante su período de almacenamiento evitando que en él penetren el oxígeno y agentes desagradables como las bacterias y el moho.
El corcho se consigue de la corteza del alcornoque, árbol que prolifera en zonas con climas suaves que cuentan con muchas horas de sol y humedad. Los primeros productores son España y Portugal. Un alcornoque necesita unos treinta años para producir corcho y ocho años para regenerarse y volver a darlo. El proceso para obtener corcho se produce de siguiente forma: se "pela" la corteza del árbol dando lugar a unas planchas que se dejan secar para que pierdan la humedad y cuando se ha conseguido esto se escaldan con agua caliente para cerrar los poros y obtener una mayor elasticidad. Al término de este proceso se cortan los tapones. Posteriormente, los corchos son lavados y tratados con sustancias como parafinas o aceites para poder ser introducidos en las botellas.
Gracias al corcho, el vino recibe pequeñas cantidades de oxígeno que le permiten evolucionar en el tiempo. Esto se produce gracias a dos elementos: la porosidad natural del corcho y los pequeños espacios que quedan entre las paredes de la botella y del corcho y que están dados por las lenticelas. Éstas son las pequeñas irregularidades que se pueden apreciar a simple vista. Son orificios a través de los cuales pasa el oxígeno desde el exterior al interior del árbol.
Para el efecto de tapón del corcho, las lenticelas son muy importantes. A mayor cantidad de estos orificios, menor es la duración del corcho y menor será el tiempo que mantenga su impermeabilidad.
Para vinos premium, los corchos deberán ser largos, lo más lisos posibles y sin lenticelas; para vinos de guarda corta se mantienen perfectamente con corchos con más lenticelas.
El único problema del corcho es una la acción de una sustancia química, que entrega sabor a humedad y el temido vino acorchado. Éste se genera por la acción de ciertos hongos. Sin embargo, su incidencia es baja
Tipos de corchos
- Naturales. Son los fabricados de una única pieza. Deben ser uniformes y sin orificios, conocidos como lenticelas. Son ideales para conservar vinos de larga duración, como reserva o gran reserva.
- Aglomerados. Fabricados de distintos trozos de corcho unidos entre si por poliuretano. Son los utilizados para los vinos espumosos. También se emplean en vinos jóvenes y en crianzas.
- 1+1. Corchos de aglomerado a los que se les coloca un disco de corcho natural en el extremo que va a estar en contacto con el vino. Se emplean para los vinos jóvenes y para las crianzas.
- Técnicos aglomerados o corcho Altec. Son corchos aglomerados de última generación, donde el aglomerado está más compactado.
- Corchos para vinos espumosos. Son los característicos del tipo seta que están confeccionados a partir de un aglomerado de corcho aunque en ocasiones se usan tapones tratados con parafina. En estos corchos aparece un símbolo en la parte inferior que informa del tipo de espumoso que contiene:
Una estrella de cuatro puntas: cavas o vinos elaborados según el método tradicional.
Un rectángulo: vinos fermentados en botella.
Una circunferencia: vinos granvas (método charmant)
Un círculo relleno: vinos espumosos.
Un triángulo equilátero: vinos gasificados.
- Sintéticos. Elaborados con polímeros sintéticos. Este tipo de corcho es muy empleado en vinos jóvenes.
- Tapón de rosca. Estos son toda una novedad, que ya se pueden encontrar en el mercado con regularidad, se utiliza para vinos jóvenes, aunque hay opiniones encontradas al respecto. Algunos lo avalan como método fácil, limpio y económico, otros defienden la cultura del corcho y sus beneficios.
Probablemente el consumidor es el que tiene la última palabra.